Voces que desean suprimir su silencio

Koe no Katachi o Una Voz Silenciosa (2016) es, a mi parecer, una de las mejores películas animadas contemporáneas, pues además de plantear el tema de la discapacidad auditiva desde una perspectiva social e individual, aborda la evolución emocional de los personajes y los conflictos a los que se enfrentan.
En un inicio, pensaba escribir una reseña clásica del filme, sin embargo, opté por elaborar mi opinión mediante una amplia visión personal . Además, al no ser ajeno al tipo de situaciones descritas en la película, esta me ha hecho reflexionar bastante.
Breve sinopsis (sólo para recapitular)
Shôko Nishimiya es una estudiante de primaria sorda que primeramente se enfrentó a la conmiseración (cuando un sujeto se compadece de otro), después a una supuesta empatía y finalmente al acoso de algunos de sus compañeros. Tal como lo fue con Ishida Shôya, quien tuvo la responsabilidad de que ella se cambiara de escuela. Años después, Ishida buscará la redención de sus malas acciones.
La nueva estudiante como una novedad pasajera

Shôko ingresó a la primaria y les afirmó a sus compañeros que era necesario que se comunicaran con ella escribiéndole en su cuaderno. Al inicio, la gran mayoría de ellos lo hicieron, fueron amables y supuestamente empáticos con ella, pero, tiempo después, comenzaron a tratarla mal y a discriminarla. Algunos otros simplemente optaron por ignorarla.


Esta situación sucede bastante en las escuelas donde hay infantes con algún tipo de discapacidad (ya sea auditiva, visual, física o mental, entre otras) y muy pocos países tienen un programa psicológico especial para afrontar esto.
¿Existe una discriminación generalizada?
Creo que Shôko sufrió discriminación debido a conmiseración y después el acoso de la mayoría de su grupo, sin embargo, considero que tanto Ishida Shôya como Naoka Ueno (otra compañera abusona) no la acosaban por su sordera, sino porque a ellos dos les abrumaba y molestaba que Shôko no hiciera el esfuerzo por decir lo que pensaba y tampoco los confrontara.
Esto, tanto Ueno como Ishida lo confirmaron en algunos de sus discursos. Ambos son muy parecidos al inicio, aunque Ueno tarda mucho más en madurar que Ishida a lo largo de la historia.
Otros compañeros, como Miki Kawai, simplemente se mantenían al margen de la situación y se reían en silencio, evitando acatar cualquier responsabilidad por molestar a Shôko .

Pero la discriminación y la traición no sólo afectaron a Shôko, sino también a Ishida, pues terminó siendo señalado por todo lo que le hicieron a Shôko, incluso por sus compañeros, quienes también tuvieron que ver en el acoso pero se lavaron las manos. Ellos le dieron la espalda y posteriormente lo discriminaron, ya que él y sólo él, pasó a ser “el único acosador”. Ante esto, Ishida se aisló totalmente de ellos.
He sido testigo de este tipo de situaciones numerosas veces en la vida real, tanto con infantes como con adultos. Ejecutadas por personas con o sin discapacidad alguna. Es aquí donde considero que, parte de la sociedad, califica erróneamente y con base en prejuicios a personas con capacidades diferentes. Esto al etiquetarlos como individuos “puros” y/o “buenos”.
La pureza de Shôko

Es frustrante que, cuando algunos miembros de la sociedad perciben a alguien con alguna discapacidad o algún mal de salud, automáticamente los catalogan como “puros”, “pobrecitos” y “los felicitan por salir adelante”, nada más desigual e ignorante. Esto ya que no se ponen a pensar que esas personas tienen sus mismas preocupaciones y retos, aunque lleven una rutina y un estilo de vida acorde a sus necesidades particulares.

Podemos percibir las miradas de confusión y pena de los demás niños.
Shôko demuestra lo que es vivir bajo esa falsa concepción de pureza. Ella estaba acostumbrada a bajar la cabeza, cargar con toda la culpa debido a su sordera y disculparse por costumbre y/o reflejo, sin que la mayoría de la gente se lo hiciera notar. Sólo guardaban silencio debido al prejuicio cultural y social de “pobrecita niña sorda”.
A mi parecer, Shôko, inconscientemente, utilizaba su incapacidad auditiva como escudo, lo que retrasaba su evolución emocional y de inclusión social.

Como paréntesis de cultura general, no hay que olvidar que en el 2014, La ONU hizo una crítica al Teletón Mexicano por su marketing , ya que mostraba a las personas con capacidades diferentes como “sujetos de caridad” y no como “sujetos con derechos”.
Cabe destacar que, a diferencia de Shôko, hay personas con alguna discapacidad que, conscientemente, la utilizan o han utilizado como herramienta para poder manipular la situación a su propia conveniencia, ya sea económicamente, académicamente o incluso en relaciones de pareja, entre otras situaciones. En psicología, esto es denominado como obtener ganancias secundarias.
Ganancias secundarias: El conseguir un apoyo y/o beneficio mediante el uso de una enfermedad y/o condición especial de salud. Esto es algo de la naturaleza humana, el convertir una supuesta debilidad en fortaleza para obtener una ventaja, y por consiguiente, algo anhelado.
La redención de Ishida
Debido a su sentimiento de culpabilidad y la discriminación que vivió, Ishida estudió lenguaje de señas y trabajó, entre otras cosas, para sentirse mejor consigo mismo.

Al reencontrarse con Shôko, intentó hacer todo lo posible para remediar lo que hizo en el pasado (una oportunidad que muchos quisiéramos tener en la vida real), aunque Shôko no pareció guardarle rencor alguno. Ante esto, Ishida se enfrentó a nuevos retos: aprender a volver a confiar en si mismo, en las personas y lograr que ellas confiaran nuevamente en él.
Es aquí cuando ambos protagonistas llegaron a tener un objetivo en común: Aceptarse a sí mismos y deshacerse de su sufrimiento, aunque no era algo tan sencillo como parecía.
El sufrimiento compartido
Shôko e Ishida compartían un sentimiento de culpa que los acercaba pero a la vez los distanciaba, se entendían pero a la vez no se entendían, sufrían de forma personal pero a la vez similar.
Lo anterior se ejemplificó de la siguiente manera: Ishida intentó superarse y eximir su culpa a través de los años para enmendar su error, pero por más que todo pareció ser un avance para él, finalmente intentó tirarse de un puente para terminar con su vida, aunque afortunadamente no materializó dicha acción.


Como podemos ver en la segunda imagen, Shôko también intentó hacer lo mismo cuando su vida parecía ir viento en popa (supuestamente) y se sentía mejor consigo misma. Así se confirmó que los dos ocultaban un profundo sufrimiento.
Después de todo lo que pasaron, ambos pudieron comprenderse el uno al otro y efectuaron una promesa de vida.

En el mundo real, no muchas personas tienen esa nueva oportunidad de comprenderse e iniciar de nuevo, aunque quisieran hacerlo.
Secundarios pero primordiales
Aunque no sean protagonistas, muchos personajes secundarios, a mi parecer, terminan siéndolo, pues sin ellos la historia no tendría un hilo conductor adecuado para finiquitar satisfactoriamente las dos vertientes del final:
A) La relación de mutuo entendimiento entre Shôko e Ishida .
B) Que los protagonistas, principalmente Ishida, recuperaran la confianza tanto en sí mismos como en sus compañeros y/o amigos.
Entre algunos de ellos se encuentran:

Tomohiro Nagatsuka: Él está estereotipado como el gordito bonachón y amigo incondicional de Ishida, quien lo ayudó a volver a confiar tanto en sí mismo como en los demás.

Yuzuru Nishimiya: Es la hermana de Shôko y ejemplifica a quien todo lo vio y de todo era consciente, como buena observadora claro. Aunque ella parecía tener un perfil bajo al inicio, este no lo era. Asimismo, ella resultó ser el hilo conductor para que Ishida mejorara su relación con Shôko y ayudó a este mismo a sentir que podía serle útil a alguien más.

Naoka Ueno: Como ya mencioné anteriormente, ella es la compañera abusona del inicio del filme. Sin lugar a dudas, ella es mi personaje favorito.

Ella parecía seguir atrapada en el pasado, esperando que todo siguiera igual que antes, pero es quien confrontó tanto a Ishida como a Shôko para que fueran honestos consigo mismos. La más confundida, aparentemente, terminó siendo la terapeuta del grupo.
Es intensa, directa, caprichosa y madura lentamente pero me parece genial.

Algo interesante es que, aún con su actitud, al final no dejó solos a los protagonistas y comenzó a volverse una persona mucho más empática que antes.
Ella se me figura a un gato: se acerca, juega, ataca sin aviso pero sigue viéndote y cuidándote desde atrás.
Conclusión
Koe no Katachi es una excelente obra que no sólo ejemplifica la situación a la que se enfrentan personas con algún tipo de discapacidad , sino que también muestra que ellas afrontan los mismos retos que todos los demás individuos. Algunos como la discriminación, la depresión, la soledad, el auto descubrimiento, el amor y la dificultad del mutuo entendimiento.
Una lección que intenta dejar esta película es que, aún con el paso del tiempo, es posible redimirse tanto a sí mismo como con quienes te alejaste alguna vez por la razón que haya sido.
Recomiendo mucho ver esta película desde diferentes perspectivas y les agradezco el haber leído este escrito.


Comunicólogo interesado en la reflexión, el anime, la lectura, las computadoras y las tortugas.